

Cuando la casa de moda Balenciaga lanzó una campaña con niños sosteniendo peluches vestidos con arneses BDSM, el internet explotó.
Pero no fue solo eso.
Entre los objetos en escena aparecieron documentos judiciales sobre pornografía infantil, referencias simbólicas perturbadoras y un silencio institucional que levantó alarmas en todo el mundo.
¿Error de marketing? ¿Provocación artística? ¿O una ventana a algo mucho más oscuro dentro de la industria del lujo?
Este expediente rastrea los indicios, las teorías y los silencios que rodean al escándalo que muchos medios intentaron minimizar…
pero que millones de usuarios no están dispuestos a olvidar.
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